En 1969, en un contexto estadounidense en el cual el descontento respecto a los problemas ambientales venía en aumento, el senador por Wisconsin, Gaylord Nelson -cuyas campañas sobre el tema no habían sido efectivas- tuvo la idea de organizar una protesta por la protección del ambiente. Es por esto que, junto al activista Denis Hayes, organizaron el primer Día de la Tierra el 22 de abril de 1970, fecha elegida para que pudieran participar la mayor cantidad de universitarixs.
Hoy, aunque en plena crisis socioambiental, celebramos la entrada en vigencia del Acuerdo de Escazú, el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe y el primero en el mundo en contener disposiciones específicas sobre defensores de derechos humanos en asuntos ambientales. Tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un ambiente sano y a su desarrollo sostenible.
Este acuerdo, en palabras de Andres Nápoli de FARN Argentina, “nos da herramientas para que podamos involucrarnos, participar y ser protagonistas de las decisiones que se tomen a nuestro alrededor”. Desde nuestro lugar, seguiremos trabajando para fortalecer la participación en materia de semillas adecuadas para agriculturas sustentables, buscando contribuir a su mayor disponibilidad y acceso, a través del conocimiento abierto y el acompañamiento a productorxs en procesos de fitomejoramiento participativo.
Asimismo consideramos urgente la sanción de leyes para la implementación de la educación ambiental, la protección de los humedales, y la incorporación en el Código Penal de un capítulo sobre delitos ambientales.