Este artículo fue publicado con el título de “Structured Collaboration Across a Transformative Knowledge Network—Learning Across Disciplines, Cultures and Contexts?” (“Colaboración estructurada a través de una red de conocimientos transformadores – ¿Aprendizaje a través de disciplinas, culturas y contextos?”). Pertenece al número especial Collaboration for Sustainability, publicado en Sustainability 2020, 12(6), 2499; https://doi.org/10.3390/su12062499. Fue coescrito por 25 investigadorxs de doce instituciones de ocho países, integrantes de la red Pathways to Sustainability. Entre elles, las tres personas fundadoras de Bioleft, que nació como parte de esta red. Aquí, la puesta en común global de estas experiencias sociales hacia la transformación. La traducción es nuestra; en esta versión faltan los cuadros, que no pudimos reproducir. El original puede leerse aquí.
Resumen
La realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requerirá cambios transformadores en los niveles micro, meso y macro y a través de diversas geografías. La investigación colaborativa y transdisciplinaria tiene un papel que desempeñar para documentar, comprender y contribuir a esas transformaciones. En trabajos anteriores se ha investigado el papel de esta investigación en Europa y América del Norte, pero la dinámica de la investigación transdisciplinaria sobre las “transformaciones hacia la sostenibilidad” en otras partes del mundo es menos conocida. En el presente documento se informa sobre un proyecto internacional que abarcó la investigación transdisciplinaria en seis centros diferentes de todo el mundo y que se diseñó estratégicamente para permitir el aprendizaje y el intercambio mutuos. Se basa en encuestas, informes y resultados de investigaciones para analizar los procesos de colaboración transdisciplinaria en pro de la sostenibilidad que tuvieron lugar entre 2015 y 2019. En el documento se ilustra la forma en que el proyecto se estructuró para posibilitar el aprendizaje entre disciplinas, culturas y contextos y se describe la forma en que también permitió la negociación de marcos epistemológicos y diferentes compromisos normativos entre los miembros de la red. Con ese fin, se examinan las enseñanzas relativas a la utilización de los anclajes teóricos y metodológicos, el aprendizaje en bucle múltiple y la evaluación de los cambios emergentes (incluidas las dificultades con que se tropieza). Ofrece ideas para el diseño y la aplicación de futuras colaboraciones internacionales transdisciplinarias que aborden los problemas de sostenibilidad específicos de cada lugar en el marco universal del Programa de Desarrollo Sostenible de 2030.
Palabras clave: caminos; investigación transdisciplinaria; colaboración internacional; objetivos de desarrollo sostenible; teoría del cambio; transformación
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Introducción y antecedentes
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que surgieron de la Cumbre de las Naciones Unidas Río+20 en Río de Janeiro en 2012 y fueron acordados en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, representan la agenda más ambiciosa y reconocida internacionalmente para la sostenibilidad que el mundo ha visto. En comparación con sus precursores, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los objetivos mundiales son “universales” en el sentido de que se aplican a todos los países. Su promesa de “no dejar a nadie atrás” [1] requiere que se preste atención a las comunidades más marginadas y señala la necesidad de abordar las desigualdades de poder y estructurales.
En contraste con el carácter “universal” de los 17 objetivos y las 169 metas acordadas en Nueva York en 2015, se encuentran los contextos radicalmente diferentes -a nivel nacional y subnacional- en los que estas ambiciones deben realizarse. Existe una clara necesidad de investigación en colaboración que aborde el desafío de traducir los objetivos mundiales en acciones locales y una necesidad adicional de que la comunidad internacional aprenda de estos procesos de colaboración.
La investigación transdisciplinaria en red que reúne a académicos de diferentes disciplinas y a socios no académicos se considera cada vez más como una respuesta a esta “Agenda 2030” en torno a las asociaciones para los objetivos [2], con los gobiernos nacionales dedicando recursos a programas de colaboración internacional de este tipo (por ejemplo, a través de plataformas como “Future Earth” [3]). Sin embargo, la mayor parte de la investigación transdisciplinaria y su teorización explícita, ha tenido lugar en un conjunto limitado de contextos (principalmente de economía avanzada). Para responder a un programa universal, la investigación transdisciplinaria tendrá que incluir tipos de colaboración que se desarrollen de manera diferente dentro de localidades que posean sus propias historias, culturas y dinámicas específicas. Una mejor comprensión de la forma de desarrollar modalidades de colaboración que respeten y aprovechen las diferencias entre los distintos contextos puede servir de base para futuras actividades de investigación transdisciplinaria en red en pro de la sostenibilidad.
La ‘Pathways’ Transformative Knowledge Network, TKN (Red de Conocimientos Transformativos “Vías”) es un grupo internacional de organizaciones de investigación que colaboran para explorar los procesos de transformación social y compartir conocimientos. Entre 2015-2019, la TKN exploró diferentes enfoques de la investigación transdisciplinaria -experimentar, documentar y comparar entre los centros de la red con el objetivo de “aprender a través de las disciplinas, culturas y contextos” [4]. El proyecto es una de las tres redes iniciales de conocimientos de transformación financiadas en el marco del programa “Transformaciones para la sostenibilidad” de Future Earth.
En el presente documento se ofrece un análisis inicial de las actividades, experiencias y conocimientos del proyecto, a partir de los diferentes contextos de aplicación. En particular, se examinan la estructura y el diseño del proyecto y los elementos que permitieron (o limitaron) la colaboración y el aprendizaje en los seis centros de la red (en México, la Argentina, Kenia, la India, China y el Reino Unido), cada uno de los cuales tiene sus propias tradiciones disciplinarias e historias de investigación comprometida. En el documento se sostiene que el proyecto se benefició del uso de anclas teóricas y metodológicas que proporcionaron un lenguaje compartido para la negociación de diferentes marcos epistemológicos y compromisos normativos. Además, se identifican algunos de los retos de este proceso de aprendizaje cruzado, incluida la flexibilidad necesaria para dar cabida a enfoques muy diferentes y los límites del análisis comparativo.
El análisis es instructivo para futuros proyectos de ciencias sociales en colaboración y en red, que tienen por objeto contribuir al análisis y la promulgación de transformaciones sociales para la sostenibilidad.
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Investigación transdisciplinaria y transformaciones hacia la sostenibilidad
2.1. Ideas de la literatura
El trabajo a través de más de una disciplina científica en paralelo (multidisciplinariedad) y en combinación (interdisciplinariedad) ha sido reconocido desde hace mucho tiempo como una característica de la investigación orientada a la solución de problemas [5], en particular aplicada a los desafíos de la sostenibilidad [6]. Todas las regiones que acogen los centros de la red TKN “Pathways” tienen sus propias historias de investigación transdisciplinaria, es decir, la producción de conocimiento y acción a través de colaboraciones entre las comunidades de investigación y las que no lo son. Sin embargo, la adopción explícita de la terminología de la investigación “transdisciplinaria” por la comunidad de las transformaciones de la sostenibilidad ha sido relativamente reciente [7,8,9,10].
Considerando la investigación transdisciplinaria como un componente de la ciencia de la sostenibilidad, Brandt y otros [11] investigan las fases del proceso, los tipos de conocimiento y la intensidad de la participación de los profesionales mostrada por 236 documentos transdisciplinarios revisados por pares. Basándose en trabajos anteriores, sostienen que hay tres fases de proceso de la investigación transdisciplinaria: 1) identificación del problema, 2) análisis del problema y 3) integración y aplicación; y que hay tres tipos de conocimiento que deben integrarse en esa investigación: conocimiento del sistema, conocimiento del objetivo y conocimiento de la transformación. Las conclusiones de su examen se presentan en relación con cinco problemas identificados previamente en el cuadro 1 infra. Brandt y otros [11] ilustraron que cada vez se hacía más referencia a la investigación transdisciplinaria como un enfoque de los problemas de la sostenibilidad; sin embargo, la terminología aún no se había estabilizado y había claras limitaciones en la aplicabilidad de “conceptos como las fases de los procesos y los tipos de conocimientos” si los profesionales y científicos que trataban de realizar investigaciones transdisciplinarias concretas no podían comprenderlas. Se observó que los documentos conceptuales abundaban en la labor transdisciplinaria, pero (como se menciona también en trabajos más recientes – véase la Referencia [12]) sigue habiendo ambigüedad terminológica y el desarrollo de conceptos/tipologías tal vez esté superando su aplicación en la investigación transdisciplinaria empírica práctica. En lo que respecta a los métodos, el examen determinó que éstos diferían del enfoque ontológico de los investigadores y, por lo tanto, en oposición a los llamamientos en favor de un “marco metodológico reproducible y transparente para la investigación transdisciplinaria”, los investigadores sostuvieron que “cabe esperar que la selección aparentemente objetiva de los métodos esté inevitablemente sesgada subjetivamente”. Cabe esperar que esto sea especialmente cierto cuando los métodos se aplican en diferentes contextos en respuesta a diferentes desafíos. Por último, los autores encontraron que la generación de investigación transdisciplinaria con un alto impacto científico sigue siendo un desafío, un punto al que volvemos en la conclusión.
La naturaleza cambiante de la labor inter/cruzada/transdisciplinaria y la apreciación de los contornos clave del debate sobre el terreno, ha seguido desarrollándose en el último decenio [12]. En otros trabajos, aunque no se utilice el apodo “transdisciplinario”, se han descrito las interacciones entre los investigadores y otros grupos de la sociedad. Junto con “co-diseño” y “co-difusión”, el término “coproducción”, por ejemplo, ha asumido un papel importante en la investigación reciente sobre las transformaciones hacia la sostenibilidad [10,13]). Miller y Wyborn [14] revisan la historia y la teoría en torno a la coproducción desde un amplio conjunto de disciplinas y campos (incluyendo la administración pública y empresarial, los estudios de ciencia y tecnología y la ciencia de la sostenibilidad), argumentando que es visible cierta convergencia entre las tradiciones pero que algunos enfoques contemporáneos [15] descuidan las ideas políticas de concepciones anteriores (como las de [16] o [17]). Sostienen que las prácticas de coproducción deberían reconocer y valorar tanto el proceso como los resultados y que los investigadores deberían hacerlo:
Ser inclusivos en la diversidad de los participantes, el poder que se les otorga y los procesos y objetivos de la coproducción. Asegurarse de que las instituciones que permiten la coproducción atiendan cuidadosamente a la credibilidad, la legitimidad y la responsabilidad que ello conlleva.
Reconocer que la coproducción es un proceso de reconfiguración de la ciencia y su autoridad social. Esos procesos requieren que los participantes reflexionen sobre la naturaleza intrínsecamente política de la producción de conocimientos al servicio de un orden social cambiante a escala local y mundial.
Reconocer que la participación, la deliberación y el debate públicos darán forma al contenido y la pertinencia de los conocimientos y a su capacidad para ayudar a construir y habilitar instituciones que “faciliten la sostenibilidad” [14].
Esto resulta particularmente difícil cuando la investigación transdisciplinaria se ve sometida a las presiones institucionales de la mercantilización del conocimiento [18] o cuando las prácticas sociotécnicas modernistas, incluida la investigación, descuidan otras alternativas distintas de las modernas [19].
2.2. El enfoque de la Red Pathways
La atención a estas y otras consideraciones en el proceso de investigación (con o sin la adopción de las “fases de proceso” formales de Hadorn y otros [8] u otros estudiosos transdisciplinarios) era una característica de la Red Pathways. Sin embargo, los diferentes contextos disciplinarios, institucionales y socioculturales en los que se llevó a cabo la investigación exigían que -en lugar de intentar desplegar directrices universales- los equipos exploraran su aplicabilidad práctica en cada centro. El enfoque adoptado a este respecto fue el “laboratorio de transformación” o T-Lab, que se examina con más detalle a continuación y se define como un proceso que comprende la investigación y el compromiso transdisciplinario para abordar problemas o retos sociales y ecológicos complejos [20,21]. La Red Pathways reconoció que la medida en que la ciencia puede reconfigurarse es política y está limitada de manera diferente en las distintas geografías en que se aplicaron los T-Labs. Además, lo que define el trabajo creíble, legítimo y destacado variaría necesariamente en toda la red, ya que los equipos respondieron a los momentos ecológico-políticos-sociales específicos que circunscribieron el trabajo en cada centro.
El compromiso transdisciplinario con diversos asociados en cada uno de los centros comenzó con el proceso de diseño conjunto [22], que adoptó la forma de talleres para múltiples interesados en cada uno de los seis centros de la red. Estos (y los diseños iniciales de investigación transdisciplinaria que surgieron de ellos) respondieron a los desafíos de sostenibilidad identificados localmente, organizados en torno a tres amplios temas y con la participación de redes seleccionadas por los equipos de cada una de las seis organizaciones del centro que se enumeran a continuación:
Tema 1-Sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles para medios de vida saludables
-El futuro de las semillas (y de la agricultura) en el Centro de Investigación de las Transformaciones de la Argentina y Sudamérica (CENIT), Buenos Aires, Argentina
-Transformaciones en sistemas alimentarios sostenibles en el centro de Brighton y Hove/Europa – Centro STEPS, Universidad de Sussex, Reino Unido y Centro de Resistencia de Estocolmo, Suecia
Tema 2 – Transiciones de baja energía de carbono
-Transiciones de energía con bajas emisiones de carbono que satisfagan las necesidades de los pobres/Centro de Sostenibilidad de África-Centro Africano de Estudios Tecnológicos, Nairobi (Kenia)
-Las transformaciones verdes de China/China Hub-Escuela de Desarrollo Social y Política Pública de la Universidad Normal de Beijing, China
Tema 3-Agua y desechos para ciudades sostenibles
-El sistema urbano de gestión de los recursos hídricos y los desechos en Gurgaon, centro de la India/Asia meridional-Cluster de investigación interdisciplinaria sobre estudios de sostenibilidad, Universidad Jawaharlal Nehru, Nueva Delhi India
-Retos de la gobernanza del agua, centro de Ciudad de México/América del Norte-Universidad Estatal de Arizona, EE.UU. y Universidad Nacional Autónoma de México, México
Como se examina más adelante, los temas sirvieron de medio para agrupar a los centros en pares con la esperanza de ofrecer oportunidades de compartir las enseñanzas extraídas de los problemas de sostenibilidad conexos en contextos distintos. Estos temas fueron sólo un elemento del diseño de la red, estructurada estratégicamente para fomentar el aprendizaje conjunto y el intercambio. En la siguiente sección se describen con más detalle otros diversos elementos de este diseño.
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Diseño estructurado para permitir el co-aprendizaje y el intercambio
El proyecto se diseñó con el fin de proporcionar flexibilidad para la adopción de decisiones específicas de cada lugar sobre la investigación y el compromiso transdisciplinarios (incluidos los métodos, que se examinan más adelante en 4.2), permitiendo así que se reflexione dentro de cada centro individual sobre la forma de mejorar la práctica transdisciplinaria. Se presenta un esquema cronológico de los diversos hitos del proyecto, a partir de los talleres de diseño conjunto, incluidos los PIPA (Análisis de las vías de impacto participativo) y los T-Labs (ambos descritos más adelante), así como los momentos de reflexión. Desde una perspectiva de aprendizaje organizacional [23], esto brindó oportunidades para el aprendizaje en bucle único (aprendizaje instrumental a través de la acción teórica) y el aprendizaje en doble bucle (cuestionamiento de los valores subyacentes a las teorías para mejorarlas). Por ejemplo, en cada centro había un proceso de aprendizaje sobre qué actividades o enfoques eran eficaces o no a medida que los proyectos se desarrollaban en cada localidad (aprendizaje en bucle único). Como se describe más adelante, también hubo un aprendizaje más sustantivo y reflexivo en los centros en relación con la forma en que se enmarcaban los problemas y lo que ello implicaba para las vías de solución (aprendizaje en doble circuito). El proyecto también se diseñó para fomentar el aprendizaje en triple circuito, en particular mediante la interacción entre centros (aprendizaje del proceso de aprendizaje, con la esperanza de aprender a aprender mejor), de modo que esas ideas pudieran servir de base para futuros proyectos de investigación transdisciplinarios en red.
Teniendo esto en cuenta, más allá del trabajo independiente y coherente basado en los centros, el proyecto permitió la recopilación de datos estandarizados en puntos simétricos de todos los centros, en un intento de comparar y aprender a través de los contextos. Así pues, el proceso de investigación transdisciplinaria en cada centro se integró en el diseño del proyecto y estuvo interrumpido por momentos de recopilación de datos, intercambio y coaprendizaje y reflexión en colaboración.
En el taller inicial, celebrado en abril de 2016, los representantes de cada equipo de los centros emprendieron un proceso adaptado de la AIPCR (véase más adelante) para determinar los interesados que participarían en el curso de su investigación transdisciplinaria. Los resultados de cada uno de estos procesos específicos de los centros se incluyeron en el informe del taller inicial, en el que se establecieron las metodologías para la posterior recopilación de datos en todos los centros. Esos métodos eran encuestas (reunión de datos cualitativos) y la presentación estructurada de informes sobre los laboratorios de transformación o T-Lab (incluidos datos cualitativos sobre el proceso y datos cuantitativos sobre la participación de los interesados).
En el marco del proyecto se realizaron tres encuestas internas en las que se formularon preguntas similares a los miembros de cada uno de los equipos de los centros en relación con su proceso de investigación. En cada caso, las preguntas normalizadas permitieron reunir datos cualitativos que podían ayudar al análisis y la reflexión comparativos.
La presentación estructurada de informes por parte de cada centro tuvo lugar después de cada uno de los dos talleres del T-Lab (eventos específicos en cada centro que se utilizaron para la reunión de datos). Se invitó a los centros a que elaboraran informes internos para su distribución en la red, que se estructuraron de manera similar para incluir preguntas sobre las decisiones adoptadas, los métodos utilizados, los cambios observados, los resultados obtenidos y las enseñanzas extraídas. También informaron sobre la participación de los interesados de todos los grupos académicos y no académicos en cada centro. En este método se adoptaron las categorías predeterminadas de interesados del financiador (definidas al principio del proyecto en los requisitos oficiales de presentación de informes): el mundo académico, el órgano de investigación, el grupo de reflexión, las organizaciones no gubernamentales, la administración pública, la sociedad civil y otros. Se comprobó que su especificidad era insuficiente, por lo que en algunos casos los centros añadieron subcategorías que se ajustaban a su propia situación, pero la comparación directa entre los centros sólo fue posible sobre la base de las categorías originales. En cada caso, más allá de la categoría de interesados, hicimos evaluaciones subjetivas de su grado de poder (poder sobre la transformación) y su grado de alineación con nuestro propio encuadre del desafío de la sostenibilidad. Este método comparativo ofreció una forma de comenzar a comprender los diferentes enfoques de los centros de investigación transdisciplinarios y de considerar cómo se relacionaban éstos con las disciplinas, culturas y contextos que prevalecían en cada uno de los centros.
Varias características del diseño de la red tenían además por objeto fomentar la colaboración entre los países del Norte y del Sur global para permitir el aprendizaje en diversos contextos. Estas características se describen a continuación.
Centros emparejados: desde el comienzo del proyecto, los centros se emparejaron sobre la base de ámbitos de trabajo compartidos, como se ha descrito anteriormente. Este emparejamiento se utilizó en diversos momentos del proyecto a fin de alentar a los participantes a que compartieran sus razones para adoptar decisiones concretas en relación con la investigación y el compromiso (por ejemplo, intercambiando diseños de T-Lab en un formato específico antes del primer taller de T-Lab), sus experiencias (por ejemplo, de los aspectos positivos y negativos de los T-Lab) y las enseñanzas (por ejemplo, en relación con los ámbitos específicos en los que estaban trabajando). No obstante, el proceso de diseño conjunto y las inevitables consecuencias de la reformulación de los problemas que a menudo se producen en los procesos de diseño conjunto, hicieron que la estructura temática inicial de los centros emparejados fuera menos destacada que otros puntos de comparación menos visibles, como los enfoques utilizados en la participación o la escala o los objetivos de la aplicación.
Formatos de diseño del T-Lab: antes de la primera ronda de cursos prácticos del T-Lab, se invitó a los centros a que intercambiaran sus diseños propuestos en un formato estándar a fin de recabar aportaciones o comentarios de su centro emparejado.
Los intercambios -incorporados en el diseño del proyecto (incluso en el presupuesto de cada centro)- consistieron en una serie de visitas de intercambio que permitirían a los investigadores de los centros emparejados realizar investigaciones en colaboración mediante la planificación, la redacción o el intercambio de ideas de sus T-Labs. Éstos se utilizaron para ayudar a la planificación de proyectos, la redacción en colaboración (véase “blogs de aprendizaje mutuo” más adelante) y la planificación de la labor futura y las propuestas de financiación. Se dirigieron especialmente a los investigadores de carrera en sus inicios.
Los blogs de co-aprendizaje-co-aprendizaje se incorporaron en el diseño del proyecto como un estímulo para que los centros emparejados pensaran juntos y produjeran trabajo en colaboración. Éstos ofrecían la oportunidad de escribir en colaboración sin las limitaciones que las demandas más formales (por ejemplo, artículos de revistas en coautoría) implican necesariamente, por ejemplo, la identificación de un marco teórico compartido. En total se publicaron siete blogs en los que participaron coautores de dos o más centros.
En conjunto, este enfoque del diseño del proyecto y los diversos procesos de reunión e intercambio de datos descritos anteriormente proporcionaron la base para una exploración internacional única del papel de las ciencias sociales transdisciplinarias en las transformaciones hacia la sostenibilidad. A continuación se examinan las compensaciones entre este enfoque estructurado y la flexibilidad necesaria en una red internacional diversa, antes de pasar a explorar las percepciones que este enfoque estructurado ha empezado a proporcionar para la colaboración transdisciplinaria en pro de la sostenibilidad.
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Los anclajes como un foco para el aprendizaje cruzado y la negociación
La red de conocimientos transformadores “Pathways” fue codirigida por instituciones del Reino Unido y la Argentina, y los investigadores de cada centro desempeñaron un papel fundamental en el diseño, la coordinación, la gestión y la ejecución de los proyectos. Sin embargo, desde la perspectiva de los codirectores y del consorcio en general [24], el codiseño y la propiedad local se consideraron un requisito previo para una investigación transdisciplinaria eficaz. Si bien la normalización de los elementos de las actividades de los centros y de los datos (véase más arriba) resultaba atractiva desde la perspectiva de un estudio comparativo seudoexperimental de la labor transdisciplinaria, las características singulares de los centros, el personal de los equipos de los centros y los contextos en los que estaban integrados hacían que fuera poco realista controlar variables tales como los métodos o los marcos epistemológicos de manera significativa desde el punto de vista experimental. Si bien la creación de una estructura organizativa coherente para la red era claramente necesaria para obtener financiación e iniciar la iniciativa internacional, era difícil prever cuáles serían los métodos o enfoques apropiados para cada contexto y cómo se reformularían los ámbitos problemáticos particulares, qué colaboradores locales participarían y qué oportunidades de acción y cambio se materializarían una vez iniciados los proyectos. De hecho, una ambición clave del proyecto era explorar cómo las muy diferentes características históricas y contemporáneas de los centros conducían a procesos transdisciplinarios que variaban en estas y otras dimensiones. El reto de la red era entonces proporcionar un proceso estructurado de reflexión de manera que las decisiones sobre el proceso, el método o el enfoque adoptadas en cada centro pudieran documentarse y compararse, si no en tiempo real, en un momento en que los equipos de los centros pudieran hacer una pausa para la reflexión. Este desafío es común a los proyectos que adoptan un enfoque consciente de la complejidad, reconociendo la aparición, al tiempo que trabajan dentro de parámetros institucionales y de financiación que impulsan hacia una planificación predefinida y lineal. Un compromiso implicaba la adopción de “anclas” que proporcionasen un lenguaje y un enfoque metodológico comunes, sin restringir la creatividad y la libertad de los centros para llevar a cabo el trabajo que consideraban valioso y potencialmente impactante, dentro de sus tradiciones teóricas y epistemológicas elegidas. En cierto sentido, estas “anclas” permitieron que el concepto de T-Lab sirviera como objeto límite [25]. Cada T-Lab compartía elementos comunes, a los que los participantes en el centro podían atribuir significados similares, de manera que el concepto T-Lab podía servir como concepto y enfoque compartido a pesar de las diferencias en la aplicación.
4.1. Anclajes teóricos
La red de ‘Pathways’ está formado por un grupo de organizaciones e individuos de diversas disciplinas (ver arriba). Numerosas relaciones bilaterales interrelacionadas y miembros de redes internacionales (Globelics, Resilience Alliance) combinadas con un nivel relativamente alto de alineamiento político en toda la red. Esto no se tradujo necesariamente en una historia de trabajo con un marco teórico particular. Sin embargo, todos los centros habían colaborado -en diferentes puntos y en diverso grado- con miembros del Centro STEPS de la Universidad de Sussex (Reino Unido). Estas colaboraciones han tenido lugar en torno a temas como la regulación de la tecnología [26], la innovación de base [27], los debates sobre la capacidad de recuperación [28] o -más generalmente- el compromiso político [29,30], todo lo cual se basó en el enfoque de las vías articuladas por primera vez en Leach y otros [31]. Esta historia nos proporcionó una serie de “anclas” teóricas que podían aplicarse de manera diferente en cada caso:
-Sistemas: “configuraciones particulares de elementos sociales, tecnológicos y ambientales que interactúan dinámicamente” [31]. El enfoque en la transformación sistémica apuntaló el diseño del proyecto. Esto incluyó una definición del sistema (incluyendo la atención explícita a la forma en que el sistema estaba enmarcado) en la fase original de co-diseño y una consideración de cómo el sistema necesitaba cambiar para superar el problema de sostenibilidad que motivó la investigación.
-Marcos conceptuales: “las diferentes formas de entender o representar un sistema social, tecnológico o natural y su entorno relevante”. Entre otros aspectos, esto incluye las formas en que se delimitan, caracterizan y priorizan los elementos del sistema y los significados y valores normativos que se atribuyen a cada uno de ellos” [31]. Sobre la base de la obra fundamental de Goffman [32], la noción de encuadramiento tiene una larga historia en los estudios sobre políticas [33,34,35] y se ha incorporado al enfoque de las vías. Los talleres de co-diseño y las notas conceptuales que surgieron de ellos reconocieron los diferentes marcos del sistema y su vínculo fundamental con los debates y los desafíos asociados a la sostenibilidad. Si bien en estudios anteriores se han aplicado las nociones de “replanteamiento” de esos debates al enfoque de las vías (véanse las referencias [36,37]), el proyecto actual ofrecía importantes oportunidades para desarrollar esta esfera de pensamiento.
-Caminos: “las direcciones particulares en las que los sistemas sociales, tecnológicos y ambientales que interactúan coevolucionan con el tiempo” [31]. Las notas conceptuales que habían surgido de los talleres de codiseño identificaban vías dominantes y alternativas, pero adoptaban diferentes lentes a través de las cuales éstas se caracterizaban en cada contexto. Al mismo tiempo, el enfoque de las vías (y la noción de vías) desempeñaba un papel diferente (y un papel más o menos importante) en cada caso. Algunos centros concibieron las vías como algo abierto, con el proceso T-Lab relativamente agnóstico a la dirección definitiva que se persigue siempre que surja de la potenciación de los participantes y de sus objetivos normativos de sostenibilidad (centro de América del Norte, centro europeo). En otros casos, la ambición era alterar las actuales trayectorias dominantes introduciendo una vía tecnológica e institucional alternativa específica y convincente (centro de América Latina). En el centro de Asia meridional, el enfoque consistió en cuestionar el régimen de planificación urbana y gobernanza neoliberal y formar un organismo colectivo de los públicos movilizados para promover la coproducción de conocimientos y el diseño conjunto de soluciones alternativas. En algunos casos (por ejemplo, en el centro de China) el género desempeñó un papel más central en la labor, mientras que en otros (centro de África) se dedicó más a las cuestiones de la pobreza y la sostenibilidad ambiental. En conjunto, estos enfoques para innovar en torno a la noción de “vías” ofrecían perspectivas potenciales de vías de transformación hacia la sostenibilidad.
Al mismo tiempo que actuaban como anclas, estos conceptos se ofrecían como puntos de partida heurísticos más que como un marco teórico rígido. La razón era que había al menos cierta familiaridad con ellos en cada uno de los centros y, por lo tanto, podían actuar como una lingua franca a través de la cual se podían explorar nociones teóricas más abstractas. La función del proyecto no era poner a prueba estos conceptos (derivados del trabajo dirigido desde el Norte global) para su aplicabilidad en diferentes contextos, sino explorar sus limitaciones y proponer alternativas basadas en los contextos en los que se realizaba la investigación.
4.2. Anclas metodológicas
Como se ha examinado en trabajos anteriores sobre investigaciones transdisciplinarias [11] y se ha mencionado anteriormente, la TKN decidió no especificar que se debían utilizar los mismos métodos en todos los centros (que trabajaban en contextos diferentes en respuesta a desafíos diferentes). En lugar de ello, adoptamos el enfoque general de los “T-Labs”, en torno al cual los distintos centros podían experimentar con diferentes métodos de investigación y participación. Los T-Labs (abreviatura de laboratorios de transformaciones) se experimentaron por primera vez en el período previo a la conferencia Transformaciones2015, organizada por el Centro de Resistencia de Estocolmo, y son una de las panoplias de enfoques estratégicos para permitir o desencadenar el cambio sistémico mediante la experimentación [38,39] en “laboratorios” [21]. Otros conceptos incluyen laboratorios de transición [40], laboratorios sociales [41], laboratorios de innovación social [42], laboratorios vivientes [43,44] o laboratorios del mundo real [45]. En lugar de enmarcarse como contribuciones a una transición gestionada hacia un sistema futuro bien caracterizado, los laboratorios de transformación se centran en las interacciones entre el ser humano y la naturaleza y se consideran parte de procesos abiertos que se ajustan a situaciones de gran incertidumbre, facilitados estratégicamente para permitir el surgimiento y reforzar las capacidades para navegar por procesos de transformación complejos.
Al igual que los conceptos teóricos anteriores, la noción de los laboratorios T-Labs actuó como un ancla que debía negociarse y experimentarse, más que como un instrumento metodológico o un protocolo que debía aplicarse de manera estándar en todo el mundo. De hecho, algunos centros eligieron no utilizar el término en la práctica debido a las sensibilidades locales, sin dejar de compartir experiencias y adoptar el término de ancla en los debates dentro de la red.
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Resultados, hallazgos y nuevas percepciones
5.1. Acomodar la diversidad teórica
Mientras que al menos una de las anclas alrededor de los “sistemas”, “caminos” y “marcos” fue utilizada por cada uno de los centros, sus concepciones teóricas de la transformación difirieron. Esto se tradujo en divergencias a veces irreconciliables en las opiniones epistemológicas, que se combinaron con diferentes compromisos normativos en torno al papel apropiado de los investigadores en el estudio o la intervención en los sistemas (véase más adelante). En la mayoría de los casos, estas teorías de la transformación podían compararse explícitamente con miras a negociar las diferencias y comprender la lógica que subyace a la selección de los diferentes métodos (véase más adelante). Más allá de las teorías de transformación, se utilizaron debates sobre la teoría del cambio que implicaba el análisis de vías de impacto participativo adaptadas (PIPA-ver referencias [46], [47]) y métodos diagramáticos que describían las estrategias adoptadas por cada centro. Sin embargo, si bien se hicieron intentos en relación tanto con el alineamiento teórico como con la inducción de una teoría general del cambio consciente de la complejidad, las limitaciones en torno a los recursos y, en particular, el tiempo disponible para la reflexión y el debate en profundidad han sofocado hasta ahora estos esfuerzos. La ambición de lograr simultáneamente múltiples niveles de “aprendizaje en bucle” es un desafío en un marco temporal relativamente comprimido. Cada T-Lab se diseñó para facilitar el aprendizaje en bucle único y en doble bucle en relación con los contextos de problemas específicos que cada uno abordaba; el aprendizaje simultáneo orientado hacia el exterior a través de los centros sobre el proceso del T-Lab y el aprendizaje propiamente dicho se está produciendo quizás sólo ahora, a través de ejercicios de escritura en colaboración como esta producción de manuscritos.
Hubo casos de teorías colectivas sobre esta diversidad. Algunas de las lecciones que surgieron de las actividades de la red contribuyeron a delinear los enfoques “sistémicos” y “estructurales” de la investigación sobre las transformaciones [48]. Por ejemplo, el centro de Asia meridional intentó un cambio estructural, pasando de una vía de desarrollo neoliberal, dirigida por el sector privado y facilitada por el Estado, a una movilización contra-hegemónica más inclusiva para una planificación más inclusiva de los sistemas urbanos de agua y desechos (mediante alianzas entre clases de públicos movilizados), mientras que el esfuerzo del centro de América del Sur por crear una alternativa jurídica e institucional al cultivo comercial de semillas también podría interpretarse como un esfuerzo de cambio estructural. Otras actividades se centraron más en lo que desde entonces se ha caracterizado como enfoques “habilitantes” que “ponen de relieve el organismo y las incertidumbres inherentes a la elección de objetivos y direcciones para el cambio transformador” [48]. Por ejemplo, en el centro de China, el esfuerzo consistió en abrir vías para nuevas políticas mediante la creación de espacios para compartir perspectivas que nunca se habían expresado; en el centro de América del Norte, se llevaron a cabo actividades participativas para tender puentes entre las divisiones de los medios de vida, la identidad y los valores a fin de fomentar la acción colectiva.
5.2. Diferencias metodológicas y compromisos normativos
El enfoque del T-Lab dio lugar a una importante experimentación e innovación metodológica. En el cuadro sólo se muestra una pequeña selección de los métodos participativos adoptados en los T-Labs. Su objetivo era identificar y cultivar vías de transformación en contextos en los que el estado final deseado del sistema era por lo menos incierto o cuestionado, aunque se compartían ciertos compromisos normativos (en torno a la sostenibilidad ambiental, el alivio de la pobreza y la justicia social). En esas condiciones, la función de los T-Labs se convirtió tanto en la convocatoria de “espacios de transformación” [65,66] -en los que podían surgir diferencias, negociarse, resolverse tensiones (o de otro modo) y potenciarse el organismo de transformación-, ya fuera mediante cambios cognitivos a nivel individual o fomentando la colaboración entre individuos o grupos, como en la realización de investigaciones.
Los diferentes compromisos normativos (en torno al papel de los investigadores como activistas, observadores imparciales, experimentadores) también fueron evidentes en los métodos que se seleccionaron. El trabajo en Argentina adoptó un fuerte compromiso normativo para impulsar el cambio, estableciendo una plataforma abierta de innovación de semillas (Bioleft, Argentina) como ejemplo de una configuración sociotécnica alternativa “rompedora de caminos”. El Centro de Asia Meridional se centró en iniciar intervenciones para modificar las estructuras y regímenes existentes de relaciones de poder desiguales desafiando los procesos neoliberales de planificación urbana y política. Las investigaciones en México experimentaron tratando de crear un organismo de transformación y vigilancia para el cambio transformador subsiguiente, donde el equipo está empezando a ver resultados (impulsados por la comunidad). En el Reino Unido se proporcionó información sobre el caso y se intercambiaron diversas opiniones, pero sin una promoción concertada de las posibles soluciones que surgieron. Los centros de China y Kenya adoptaron enfoques más abiertos y convocaron talleres T-Lab que permitieron la interacción entre grupos de interesados que anteriormente habían permanecido separados. En cada centro, la selección de los diferentes tipos de interesados, el número de participantes (que oscilaba entre decenas y centenares de participantes) difería de acuerdo con los métodos adoptados. La alineación también difería entre los centros y cambiaba con el tiempo. Tomando como ejemplo dos centros, mientras que el T-Lab argentino comenzó con un grupo de actores no alineados (en la fase de co-diseño) y el trabajo del Reino Unido se inició con un grupo pequeño y alineado (véase la referencia [22]), esto se invirtió a medida que el equipo argentino pasó a un modo más activista en torno a la iniciativa Bioleft y el equipo del Reino Unido atrajo a un grupo más amplio de interesados más poderosos para aprender de su trabajo y contribuir a él.
En varios de los centros, los métodos de investigación y participación adoptados sirvieron para replantear los desafíos de la sostenibilidad al poner sobre la mesa marcos marginales. T-Labs contribuyó a este proceso convocando grupos en los que se expusieron marcos de sostenibilidad radicalmente diferentes entre sí (ya sea que representaran intereses corporativos centrados en el desarrollo macroeconómico en contraposición a organizaciones de agricultores centradas en la soberanía alimentaria; la sostenibilidad del uso de la tierra para los bienes ambientales en lugar de los ingresos por concepto de alquileres; o el conflicto en el significado y los valores asociados con el humedal de Xochimilco entre los habitantes urbanos ilegales y los agricultores tradicionales del humedal) [67]. Al mismo tiempo, es evidente, a partir de las notas conceptuales y la posterior documentación del proyecto, que las cuestiones y problemas de investigación identificados por los centros al principio cambiaron por sí mismos a lo largo del proyecto, lo que indica un importante aprendizaje y reflexión en doble circuito por parte de los equipos de investigación.
5.3. Aprender de las diversas experiencias con múltiples variables
La investigación transdisciplinaria, al igual que gran parte de la investigación participativa, suele basarse en las relaciones de confianza existentes entre los investigadores de la acción y las comunidades, en contextos en los que los proyectos son iniciados por las propias comunidades. Desde el comienzo de la red TKN “Pathways” quedó claro que los diversos centros partían de lugares muy diferentes en cuanto a antecedentes y redes de disciplinas y de interesados. Mientras que algunos tenían más de un decenio de compromiso institucional con las comunidades que participaban en sus T-Labs, otros se embarcaron en nuevas asociaciones transdisciplinarias con el inicio del proyecto. Al mismo tiempo, los desafíos que se habían diseñado, los marcos teóricos adoptados por los equipos de los centros, los compromisos normativos y las opciones metodológicas que se adoptaron se sumaron a las variables que diferían entre los centros. Por esta razón, el alcance de un experimento natural que permitiera comprender las teorías generales del cambio, los ejemplos claros de aprendizaje en triple circuito o las estrategias de aplicación universal para las ciencias sociales transformadoras eran limitados.
El trabajo transdisciplinario implica respuestas a preguntas críticas de conocimiento a acción: ¿Qué hay que hacer? ¿Quién debe participar? ¿Cómo puede hacerse? Y, ¿quién puede hacerlo? Estas preguntas, necesariamente normativas, sólo pueden responderse adecuadamente en relación con los contextos problemáticos específicos y las redes sociales/políticas accesibles a cada centro y dependen de las oportunidades y limitaciones que representan las capacidades y los conocimientos accesibles y las circunstancias institucionales y políticas de cada caso.
Las conclusiones podrían haber sido mayores si la labor en cada uno de los centros se hubiera estandarizado aún más (más allá de la adopción de los anclajes descritos anteriormente). Se intentó hacer una comparación cuantitativa de los procesos de participación en cada centro.Sin embargo, las diferencias en la forma en que evolucionaron los diversos laboratorios T-Labs hicieron que algunos centros consideraran inapropiado el análisis longitudinal continuado (utilizando los datos sobre la participación de los interesados que figuran en los informes de los talleres primero y segundo para comparar la forma en que se desarrolló la participación de los interesados a lo largo del tiempo). Al mismo tiempo, en una evaluación de la TKN en el último curso práctico, celebrado en 2018, se determinó que la flexibilidad que se había concedido a cada uno de los centros era uno de los aspectos más positivos del proyecto.
Los intercambios, las encuestas compartidas, los formatos de diseño y los informes contribuyeron al aprendizaje mutuo entre los centros, como lo atestiguan los blogs de aprendizaje conjunto y los documentos de autoría múltiple que han surgido del proyecto. Si bien las teleconferencias bimensuales (en las que participaron personas de hasta dieciséis zonas horarias) fueron lo suficientemente valiosas como para continuar un año después de que el proyecto cesara oficialmente, se consideró que el uso de plataformas virtuales (Microsoft Sharepoint, seleccionado en gran medida debido a los problemas de uso de Google en China y las preferencias por diferentes plataformas a través de geografías y generaciones, por ejemplo, Slack/Zoom/Skype) era una debilidad que debía mejorarse en la labor futura. Más recursos y tiempo para la reflexión colectiva y mejores plataformas para el intercambio remoto de experiencias, ideas y conocimientos, también pueden haber dado lugar a teorías generales más amplias de transformación o de cómo aprender mejor juntos. Sin embargo, esto no está en absoluto garantizado.
5.4. Transformación, surgimiento y evaluación
Las investigaciones transdisciplinarias financiadas externamente que tratan de abrir oportunidades para el cambio transformador deben avanzar con los procesos de la vida real de coproducción, replanteamiento y, en última instancia, procesos impredecibles de cambio emergente con los interesados. La TKN gestionó esto explícitamente mediante la combinación de estructuras de diseño y “anclas” que se contextualizaron en cada centro para producir la rica diversidad de experiencias compartidas aquí y en otros productos de aprendizaje. Sin embargo, este enfoque de aprendizaje reflexivo de doble circuito plantea problemas a los modelos lineales de evaluación y aprendizaje que tienden a requerir indicadores predefinidos de los resultados. En consecuencia, los compromisos de investigación participativa normativa y orientada al cambio a menudo tienen dificultades para evaluar su contribución al cambio, y por ello las pruebas basadas en su funcionamiento siguen siendo limitadas.
Existe ahora un nuevo conjunto de enfoques de evaluación conscientes de la complejidad que prevalecen en el sector del desarrollo (por ejemplo, [68,69,70,71,72]) que emplean el uso reflexivo de la teoría del cambio como proceso y como producto. En contraste con una visión lineal del cambio y el enfoque de medición del impacto, el enfoque aboga por una combinación de razonamiento inductivo y deductivo -mediante la reflexión sobre las hipótesis subyacentes acerca de cómo se produce el cambio que se han hecho explícitas desde el principio (aprendizaje de doble circuito)- es posible construir una teoría de rango medio sobre cómo se produce el cambio, a medida que éste se produce. Comenzamos a ver ahora una nueva tendencia de esta aplicación de la teoría del cambio también en el ámbito de la ciencia de la sostenibilidad (por ejemplo, [73,74]). La experiencia de la TKN proporciona un aprendizaje instructivo sobre las oportunidades y los retos a los que nos enfrentamos al navegar por la tensión entre una visión lineal de la gestión y la evaluación de proyectos que tiene como objetivo principal la rendición de cuentas y la necesidad de enfoques más conscientes de la complejidad que puedan ayudarnos a comprender cómo la transdisciplinariedad permite un impacto real.
La utilización de la PIPA por la TKN fue un importante punto de partida para identificar las posibles oportunidades de creación de cambio (uso prospectivo de la teoría del cambio en la fase de diseño). Además, los debates explícitos sobre las teorías subyacentes de la transformación proporcionaron información adicional sobre la forma en que los centros de coordinación formularon la hipótesis de que los T-Labs podrían apoyar el cambio (definición prospectiva de una teoría de la acción). Pero volver a ellos periódicamente para identificar pruebas y hacer inferencias causales sobre cómo se estaba desarrollando el cambio como resultado de las intervenciones de los T-Lab, fue un reto por múltiples razones: i) el marco temporal del proyecto significaba que las pruebas observables del cambio eran necesariamente limitadas; ii) mantenerse centrado en la orientación de la labor hacia la acción puede dificultar la detención y la reflexión sobre lo que se está logrando; y iii) la evidencia de una afirmación causal requiere que haya suficiente claridad sobre cuál es el vínculo hipotético entre una causa y un efecto y esto requiere que las teorías del cambio se desarrollen con el nivel de detalle adecuado.
Sólo ahora, a medida que la TKN refleja colectivamente (y sigue generando pruebas) y ahora que las vías de cambio se hacen más evidentes, es posible una oportunidad de evaluación retrospectiva de este tipo, aunque el tiempo y los recursos (un año después de la finalización oficial del proyecto) son una limitación. La enseñanza fundamental en este caso es que tanto los financiadores como los ejecutores deben proporcionar el espacio y los recursos necesarios para permitir el uso reflexivo de la teoría del cambio para apoyar la investigación de la evaluación junto con la ejecución. Si bien este tiempo se incorporó en el diseño de Pathways TKN, evidentemente se necesitaba más.
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Debate y conclusiones
Las conclusiones anteriores apuntan a una serie de ideas que surgen del enfoque estructurado de la colaboración adoptado en la red de conocimientos transformadores “Pathways”. El proyecto investigó la forma en que las vías hacia la sostenibilidad pueden entenderse y nutrirse mediante la investigación transdisciplinaria en diferentes contextos y trató de fomentar “el aprendizaje entre disciplinas, culturas y contextos”. El documento muestra que se han hecho progresos en esas dos difíciles esferas (con tiempo y recursos financieros relativamente modestos) y proporciona una base sobre la que pueden edificarse las futuras generaciones de proyectos. El enfoque estructurado de la colaboración proporcionó una forma eficaz de equilibrar el deseo de un proyecto internacional coherente con la necesidad de una profunda especificidad de contexto. El equipo del proyecto valoró el uso de anclas teóricas y metodológicas que proporcionaban la flexibilidad necesaria para que la labor transdisciplinaria en cada centro se diseñara y aplicara localmente, al tiempo que ofrecían oportunidades para comparar entre los distintos centros. Esto permitió cierto aprendizaje entre disciplinas, culturas y contextos, poniendo de relieve las similitudes y diferencias en los marcos epistemológicos, los enfoques metodológicos y los compromisos normativos en los diferentes centros. La oportunidad de “creatividad enmarcada” [75,76] en los diferentes contextos proporcionó conocimientos tanto en términos de bucle único (aprendizaje a través de la acción teórica, en este caso permitiendo a los distintos centros adoptar métodos de investigación y compromiso más eficaces en el futuro); como de bucle doble (cuestionando los valores subyacentes a las teorías para mejorarlos, en este caso a través de la negociación y la reflexión junto con equipos de otros centros de la red). En cada centro, estas experiencias servirán de base para la futura labor transdisciplinaria que reúne la investigación y la acción para hacer frente a los desafíos de la sostenibilidad.
La ambición de un “aprendizaje de triple circuito” (aprender sobre el proceso de aprendizaje, con la esperanza de aprender a aprender mejor) dio sus frutos en la medida en que se identificaron las principales conclusiones en los trabajos conexos sobre los espacios de transformación [66], el reencuadramiento [37,67] y la alineación y el poder en el compromiso transdisciplinario [22] y, en cierta medida, en torno a los anclajes teóricos/metodológicos, el aprendizaje y la evaluación (en este documento). Cada uno de ellos ofrece posibles focos de atención para futuros trabajos, ya sea en los mismos lugares (aprovechando las ideas que se han ido adquiriendo hasta la fecha) o en contextos novedosos. Los miembros de la red de conocimientos transformativos siguen buscando oportunidades para proyectos de seguimiento que puedan emplear, poner a prueba y mejorar aún más este aprendizaje.
La identificación de otros elementos positivos y negativos del proyecto (dilucidados en el taller final del proyecto en 2018-véase el Cuadro 5) ofrece un gran caudal de conocimientos sobre la forma en que podrían diseñarse y aplicarse mejor en el futuro colaboraciones similares en red. Las evaluaciones aparentemente contradictorias también ilustran cómo las nociones de “mejor” en sí mismas difieren de las perspectivas de los diferentes equipos de investigación o individuos institucionalmente integrados.
Se determinó que la necesidad de apreciar profundamente las diferentes tradiciones académicas (y activistas) en las distintas regiones de la red requería más tiempo del que se disponía en el proyecto actual. Aun así, se estableció desde el principio una cultura de respeto y de aprendizaje de la diversidad en todos los centros, que sirvió de base para esta comprensión intercultural. Los intercambios y las reuniones periódicas fueron útiles a este respecto y los “blogs de aprendizaje conjunto” ofrecieron oportunidades para reflexionar.
Cada uno de los centros ha publicado artículos sobre sus actividades y ha habido varias publicaciones cruzadas entre los centros (incluida otra con aportaciones de todos los centros [48]). Pero aunque éstas pueden ser valoradas por la comunidad académica y las instituciones en las que los autores están integrados, no reflejan las motivaciones o logros generales de la TKN. Como se ha señalado anteriormente y en otros trabajos sobre la investigación de acción transdisciplinaria en pro de la sostenibilidad [11], estas actividades suelen tener poco impacto “científico”. Esto plantea la cuestión de si deben adoptarse nuevos/diferentes tipos de criterios para evaluar la eficacia de proyectos científicos como éstos, en los que se da prioridad a la mejora del entendimiento y el aprendizaje mutuos y a la contribución al cambio transformador sobre la codificación de las contribuciones específicas al conocimiento científico formal.
La articulación de una teoría general de la transformación, la teoría del cambio o incluso la práctica “óptima” (en cuanto a la participación transdisciplinaria) resultó ser un reto debido a la diversidad de la red, así como a las limitaciones de las oportunidades de reflexión e intercambio cara a cara y en línea. Sin embargo, la ausencia de una teoría general y universalmente adoptada de la Red de conocimientos tradicionales no debe considerarse necesariamente un fracaso. De hecho, podría considerarse excesivamente arrogante (o académicamente imperialista) esperar la aparición de una teoría de la colaboración transdisciplinaria que se aplique a todas las disciplinas, culturas y contextos. En cambio, en el presente documento se ofrecen varias enseñanzas para futuras colaboraciones transdisciplinarias internacionales que aborden los problemas de sostenibilidad específicos de cada localidad en el marco de un programa mundial compartido (como el marco universal de los ODS). Éstas podrían examinarse más a fondo en futuras colaboraciones estructuradas que apliquen algunas de las lecciones aprendidas de la red TKN “Pathways” a nuevos casos o se basen en el rico cuerpo de conocimientos que ha surgido de la red hasta ahora.
Por Adrian Ely (Science Policy Research Unit – SPRU / STEPS Centre, University of Sussex, Reino Unido), Anabel Marín (Centro de Investigaciones para la Transformación – CENIT, Universidad Nacional de San Martín, Argentina), Lakshmi Charli-Joseph (Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad – LANCIS, Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México, México), Dinesh Abrol (Transdisciplinary Research Cluster on Sustainability Studies – TRCSS, JNU, Jawaharlal Nehru University, India), Marina Apgar (Institute of Development Studies / STEPS Centre, University of Sussex, Reino Unido), Joanes Atela (African Centre for Technology Studies – ACTS ICIPE, Duduville Campus, Kenia), Becky Ayre (IDS/STEPS), Robert Byrne (SPRU/STEPS), Bikramaditya K. Choudhary (TRCSS), Victoria Chengo (ACTS), Almendra Cremaschi (CENIT), Rowan Davis (IDS/STEPS), Pranav Desai (TRCSS), Hallie Eakin (School of Sustainability, Arizona State University, Tempe, EEUU), Pravin Kushwaha (TRCSS), Fiona Marshall (SPRU/STEPS), Kennedy Mbeva (ACTS), Nora Ndege (ACTS), Cosmas Ochieng (African Development Bank, Costa de Marfil), David Ockwell (School of Global Studies/STEPS Centre, University of Sussex, Reino Unido), Per Olsson (Stockholm Resilience Centre, Stockholm University, Suecia), Nathan Oxley (IDS/STEPS), Laura Pereira (Centre for Food Policy, City University of London, Reino Unido), Ritu Priya (TRCSS), Aschalew Tigabu (ACTS), Patrick Van Zwanenberg (CENIT) and Lichao Yang (School of Social Development and Public Policy, Beijing Normal University, China).
Contribuciones de los autores
A.E.: conceptualización, codirección del proyecto, preparación del proyecto original; A.M.: codirección del proyecto; L.C.-J.: investigación de teoría y métodos (coordinando la Tabla 3 y la Tabla 4); P.O. y L.P.: T-Labs; A.E., A.M., L.C.-J., D.A., M.A., J.A., R.A., R.B., B.K.C., V.C., A.C., R.D., P.D., H.E., P.K., F.M., K.M., N.N., C.O., D.O., P.O., N.O., L.P., R.P., A.T., P.V.Z., L.Y.: investigación, redacción, revisión y edición. Todos los autores han leído y aceptado la versión publicada del manuscrito.
Financiación
Esta investigación fue financiada por el Programa Transformaciones para la Sostenibilidad (T2S), que fue coordinado por el Consejo Científico Internacional (ISC) y financiado por el Organismo Sueco de Cooperación para el Desarrollo Internacional (OSDI) y ejecutado en asociación con la Fundación Nacional de Investigación de Sudáfrica (Número de subvención ISSC2015-TKN150224114426); y el Centro STEPS del Consejo de Investigaciones Económicas y Sociales del Reino Unido (ESRC), número de subvención RES-588-28-0001.
Agradecimientos
Los autores reconocen las primeras aportaciones de Melissa Leach, Ian Scoones y Andy Stirling en la concepción y diseño del proyecto y agradecen a Ed Hackett su consejo y apoyo. Además, desean agradecer las innumerables aportaciones y contribuciones de los colegas y socios que participaron en las actividades del proyecto y los T-Labs en cada uno de los centros.
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