Más de treinta personas de diez instituciones y organizaciones participaron el 25 de agosto del taller remoto “Hacia el mejoramiento participativo de tomate”, convocado por Bioleft. Productorxs, mejoradorxs, huerterxs, semillerxs e investigadorxs de seis distritos pusieron en común cómo trabajan con las semillas de tomate y qué necesidades se les plantean en la cadena que va desde la siembra hasta la post-venta. El encuentro mostró una enorme voluntad de colaboración para construir una red de distribución, testeo y mejoramiento participativo de semillas abiertas, que contribuya a recuperar y promover la diversidad en el material genético y provea semillas adecuadas a distintos tipos de suelos y prácticas agrícolas.
Mejoradorxs de las universidades de Buenos Aires, Rosario, La Plata, Cuyo y las unidades de INTA de La Consulta (Mendoza) y Río Negro dialogaron con productorxs integrantes de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), y la red de economía social y para el comercio justo Caracoles y Hormigas. Participó también un representante del área de Desarrollo Agrario de la Municipalidad de Almirante Brown. El equipo de Bioleft presentó su propuesta para promover el intercambio de semillas abiertas, el mejoramiento participativo y la biodiversidad.
Desafíos para la agroecología
Fue un intercambio muy rico. Comenzó con una pregunta disparadora: ¿Cuáles son los desafíos de la producción de tomate en la agroecología? Lxs horticultorxs Juan Martín Richter, Maritsa Puma de UTT, Wildo Elizaguirre del MTE, Lucas Chapanagua Campos de Caracoles y Hormigas, y Alex Edleson, de la semillera Constelación -que provee semillas orgánicas, agroecológicas y biodinámicas- pusieron en común los que más les preocupan: duración poscosecha, sanidad, resistencia a salinidad y diferentes tipos de estrés, entre otros. Hubo consenso en que estas características, sumadas a mayores rendimientos, podrían ser rasgos a buscar. Mostraron entusiasmo por integrar proyectos de mejoramiento genético participativo que les ayuden a obtener mejores resultados en esas áreas.
Por su parte, lxs mejoradorxs de las universidades de Buenos Aires, Rosario, La Plata y Cuyo compartieron sus avances en proyectos de recuperación de variedades antiguas, así como otros proyectos de mejoramiento asociados al tamaño de los frutos, la resistencia y la vida post-cosecha, y pusieron a disposición sus semillas para que se evalúen de manera participativa.
Se acordó una próxima reunión para establecer una red de evaluación, determinar las variables a observar y la metodología de trabajo de estos ensayos. Así se busca lograr un círculo virtuoso: que las instituciones públicas de mejoramiento genético y lxs productorxs puedan producir de manera colaborativa semillas adecuadas a las necesidades de la producción agroecológica necesidades, hasta crear un circuito robusto y diverso de semillas abiertas: conocimiento que germina y da frutos.