Bioleft México ya es una realidad. Tras el primer encuentro preparatorio en el Laboratorio de Ciencias de la Sostenibilidad, en octubre, dos integrantes de Bioleft volvieron a la Ciudad de México para avanzar en la capacitación del equipo de la Universidad Autónoma de México, que conduce Ana Escalante. Esta expansión internacional es apoyada por el Global Consortium of Sustainability Outcomes, GCSO.
El 10 de enero, Almendra Cremaschi y Pablo Pérez dieron un taller para una quincena de personas: abogadxs, investigadorxs, mejoradorxs, productorxs, funcionarixs, activistas por la biodiversidad. Explicaron en detalle el funcionamiento de Bioleft, y hasta resolvieron dudas legales con una llamada a la abogada asesora, que respondió desde Uruguay. Más tarde, Pablo mostró los bocetos de la nueva plataforma mejorada, que pronto estará disponible en línea.
A través del diálogo, se fue delineando el corazón de Bioleft: la construcción multidisciplinaria entre distintos tipos de actores sociales, que acercan sus conocimientos y preocupaciones en torno de las semillas. Así, el rumbo de Bioleft es distinto en cada sociedad. En México, en principio, el abordaje privilegiado es el de tomar las licencias como una forma de proteger el patrimonio natural -la biodiversidad- de la posible apropiación por parte de grandes empresas semilleras.
Tras la jornada, lxs asistentxs se organizaron en comisiones para seguir una hoja de ruta. El trabajo en común sigue, incluso entre países: el desarrollo de la nueva plataforma ya cuenta con la colaboración de los especialistas en tecnología del LANCIS. Llevar adelante proyectos de manera colectiva requiere un gran esfuerzo de coordinación de voluntades, pero los resultados siempre valen la pena.